TEXTO 1: Otra
manera
Me admira que, tantos días
después, sigamos pegados a la catarata de las páginas necrológicas de Mandela sin repulsión
ni hastío, que es lo que se suele experimentar en este tipo de hemorrágicos
ditirambos mortuorios. De Mandela, en cambio, nos interesa todo, desde
los magníficos textos de Carlin hasta las imágenes de esa fiesta interminable
que está siendo su despedida. La intensidad de nuestro interés nos da la medida de lo muy
necesitados que todos estamos de creer en lo que Mandela representa: alguien a
quien la adversidad no doblegó, a quien el odio no envenenó, a quien el
poder no corrompió. Era un político que honró la política.
Corren malos tiempos para la
democracia. Veo en todo el mundo una crisis en la credibilidad de este sistema,
un creciente enojo ante sus abusos evidentes, ante su hipocresía y su cinismo. Nadie
parece confiar en los políticos: la frase “todos son iguales” es el lema de
moda. Y los únicos que parecen un poco menos iguales, justamente, son
los que preconizan las hogueras purificadoras y la mano dura. Quiero decir que
veo brotar por doquier la flor negra de la añoranza de la tiranía. Haber nacido
en una dictadura me vacunó contra ello, pero el mundo está lleno de ignorantes que,
escandalizados por las corruptelas democráticas, creen que los sistemas
dictatoriales son más limpios sólo porque son infinitamente más opacos: no sólo
la porquería y los abusos no trascienden, sino que además dan respuestas
simples a los problemas complejos y luego se encargan de ocultar todo el daño
que esa
simplificación ha provocado. Yo sigo creyendo, en fin, que la democracia es el
sistema menos malo, y que, con todas sus contradicciones, ha permitido mejorar
notablemente la situación del mundo. Y también creo que no hay que rendirse y
que hay otra manera de hacer política. Lo demostró Mandela.
Rosa Montero, El País, 10-XII-2013.
Cuestiones
* Subjetividad y objetividad en el texto: “Señale
y comente cuatro rasgos lingüísticos que expresen la subjetividad del texto”.
*
Indique la clase y la función de los siguientes pronombres, subrayados en el
texto:
a)
nos b) quien c) Nadie d) que
*
Indique la clase y la función de las siguientes palabras sombreadas en el
texto:
catarata b) la c)
de d) esa
TEXTO 2: Los
girasoles ciegos
—El niño no volverá al colegio. Diles que está enfermo.
—Eso levantará aún más sospechas.
—Pero no podemos exigirle que soporte
eternamente los acosos de ese fraile. Tenemos que cambiarle de colegio, o lo
que sea.
—Los dos aguantaremos a ese untuoso, no te
preocupes.
Cada mañana,
las resistencias del niño a ir al colegio adquirían formas nuevas: unos días
fingía una tos que le hacía vomitar el desayuno, otros un dolor insufrible de
estómago le mantenía con la cabeza en las rodillas mientras su madre trataba de
vestirle con dulzura, otros, sin más, lloraba dócilmente.
Sólo cuando la
evidencia hacía inevitable el camino del colegio, abandonaba sus lamentos en
favor de una resistencia pasiva que multiplicaba el tiempo necesario para dar
un paso, para recibir un beso o guardar el cuaderno de tareas en la mochila de
cuero.
Elena, ya en
la puerta del colegio, empujaba suavemente a su hijo hacia el interior del
patio y le susurraba al oído una frase cómplice:
—Tenemos que ser fuertes para ayudar a
papá. Él nos necesita.
Después, permanecía junto a la valla del recinto
hasta que un coro de voces infantiles comenzaba a cantar Montañas nevadas o cualquier otro himno patriótico. La rutina de lo oscuro
comenzaba con la ternura de esas voces que ensalzaban epopeyas desconocidas con
palabras
ininteligibles para ellos. Eran los
tiempos de lo incomprensible y nadie trataba de entender lo que ocurría.